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miércoles, 9 de marzo de 2011

La bitácora de una vida

a cup of bokeh Pictures, Images and Photos
He replanteando muchas cosas en mi vida al darme cuenta que nunca soy buena en las despedidas, es más, desde hoy agrego a mi lista de odios e incomodidades el hecho de despedirme de alguien o de algún lugar, a veces deseo motivos grandes para huir y dejarlo todo porque así es más fácil, como cuando alguien te lastima de verdad y prometes no regresar, pero cuando tienes que irte debajo de la lluvia con una sombrilla de mal gusto tipo funeral con muchas cosas por agradecer y decir, te das cuenta que la vida es un opio de melancolía que se va volviendo cada vez más grande.

Esta tarde de lluvia (¡Oh que extraño!) hago lo que más me gusta, observo por la ventana, veo pasar horribles sombrillas de todos los tipos y de todos los colores, mientras me tomo algo frío y con sabor a naranja con un fin único de protegerme de una gripa tormentosa. En estos días así, tipo neblina y de tristeza a lo Tim Burton, siempre pienso en mis padres, en los consejos que solían darme en la mesa, o cuando íbamos en el carro, recuerdos del ayer de los que me ato para no dejarme caer en este presente, porque sin querer pasar la raya de lo que es muy ridículo soy de esas personas que necesita todos los días decirse que puede, que no hay barreras que nos interrumpan la leyenda personal que queremos trazar para nuestra vida. Fue así como a mi memoria hecha a base de nicotina y alquitrán llegó un recuerdo que late más presente y que a mis cortos 13 años no supe entender.


Mi profesora de español, una hermosa mujer de muchos años, pequeña y con lentes grandes y nariz afilada me dijo un día algo que sin querer y sin pensarlo estaba hace mucho esperando escuchar, no sé si era efecto de una pubertad incomprendida como muchas, o ese sentimentalismo positivo que me quedaba después de tardes enteras plagadas de idealismos y todo gracias a Lennon. Mi profesora tomo mi hombro y me dijo "Yo creo en ti". Tomo mi mano y puso allí una convocatoria de oratoria donde los colegios reunían a los mejores de sus instalaciones para que fueran a dar un discurso acerca de un tema específico, además de eso iban los colegios que preparaban a sus alumnos durante todo un año para que aplastaran al resto, de esos discursos con mano derecha apretada gritando sin censura. Por supuesto, yo le dije que no podía, solo una vez había hablado ante un público del cual por puro milagro pude salir viva, además lo había hecho dentro de mi colegio donde yo sé que más de la mitad del colegio reunido no prestaba ni una milésima de atención. Había un jurado que miraría mi discurso, mi presentación y mi enredo al hablar. No recuerdo porque le dije que sí pero enseguida les conté a mis padres, mi madre me felicitó con su acostumbrada parquedad amorosa y mi padre me hizo embetunar mis zapatos. Mi discurso trataba sobre los niños, recuerdo que en mi discurso hable sobre Peter pan y que inclusive yo misma renunciaba a ser adulto, no recuero que dije, pero antes de subirme a la tarima elegante con muchas luces, me temblaban las manos y la voz, me pare allí como una novata inquebrantable sin ningún tipo de preparación, sola con un conjunto de palabras que yo misma había desarrollado y que preferí no mostrar para evitar cualquier estrés por cada corrección. Sentía que al jurado y al público les faltaban solo bates de beisbol para golpearme, a decir verdad, prefería eso a sus miradas coordinadas y puestas todo el tiempo en mí. Empecé el discurso, y fue como poner mi voz en mute, solo hablaba y hablaba, me movía de un lado a otro en el escenario, porque si no me muevo las ideas por lo general no suelen fluirme, fue como contarle a papá un día entero de colegio o a una amiga paso a paso la travesía de un viaje en vacaciones. Me baje del escenario y le dije a la profesora que yo había sido un fiasco, pero me alegré porque por lo menos me habían salido las palabras. A la hora de dar el premio mis oídos no daban crédito a lo que estaban escuchando, gané y juro que por la expresión de mi maestra y de mis compañeras de español sé que tampoco se lo esperaban. Recibí el premio mientras miraba al público y veía como de una columna de mármol salía una mujer que al parecer se estaba escondiendo, era mi madre casi llorando y no le alcanzaban las manos para aplaudir, al lado de ella una mujer y un hombre que la felicitaban, para mí ese fue el mejor premio de todos. Está claro que no lloré, pero me sorprendí de la vida, hay cosas que nos ayudan a vivir pero nunca está claro hasta donde eso nos podrá llevar, hay leyendas que se construyen, la mía me lo fue diciendo la vida. Yo nunca supe porque gané, lo mío era todo menos oratoria, hasta que un ser del jurado me habló y de hecho me lo confirmó a la salida del concurso, y me dijo "No tienes alma de oradora, tu voz es sencilla y dulce, pero tuviste algo que no tuvo el resto de concursantes, el poder de la palabra.- Ahí supe para mal o para bien que quería ser escritora.

Hoy que me he despedido de alguien a quien amé mucho, me voy pensando en eso, en que la vida te va poniendo las cosas sin que lo pienses o lo anheles, te van pasando cosas unas tras otras y a veces no lo puedes creer, solo te queda aceptarlas y seguir, sin dejar pasar por alto que la vida juega para nosotros, porque hay naufragios que dan al mismo lugar y entre pairos y derivas quizás nos volvamos a encontrar. Y aunque tu aroma acompañe mi nostalgia, te agrdezco por haber sido ese "Dont let me down" diario, por pasarte todo el tiempo en mi mente como Pedro por su casa, por escucharme y aguantarme. La vida es así, llena de sorpresas y no estoy triste, como dice Facundo Cabral, estoy distraída de un mundo que me puede ofrecer más de lo que deseo si así yo lo quiero. Me voy recordando esto, porque pienso dedicarme de lleno a las letras improvisadas y audaces, pensando que si lo logré muchas veces atrás puedo hacerlo también ahora, aunque seguramente sea en mis palabras el lugar donde más te recuerde.

5 comentarios:

  1. Que tal! espero que estés muy bien..
    después de algunos meses he regresado con un "Tornado"..
    te dejo un fuerte abrazo!

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  2. Leer tus composiciones es como escuchar Radiohead, ¡eres brillante!. Y cada una de tus palabras rebosa de sentimientos e intensidad, es increíble.

    Un gran abrazo :).

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  3. Muchas gracias, feliz día para vos también! (un poquito tarde...). Escribís muy lindo, y obvio que también te sigo :)

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  4. Hermoso texto, me encanto tu forma de escribir. Y es verdad, las despedidas son una cosa muy odiosas!

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  5. Me encanta como escribes, aunque con mucho trabajo he aprendido que las despedidas son inevitables en esta vida tan caprichosa... las odio definitivamente
    Besos!

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